Arte y ciencia
Además de sus notables avances en arquitectura, ingeniería y urbanismo, los teotihuacanos desarrollaron un sistema iconográfico de numeración y escritura; realizaron observaciones astronómicas para manejar un calendario agrícola-religioso y en su seno florecieron las artes, especialmente la escultura, la cerámica y la pintura mural.
Economía
El rico y variado ambiente del Valle de Teotihuacan les ofrecía recursos para recolección y la caza. Aplicando técnicas agrícolas -canales de riego- obtenían buenas cosechas de maíz, frijol, calabaza, chile, tomate, etc.
Explotaban intensamente uno de los recursos minerales más importantes de la época: la obsidiana, obtenida en canteras cercanas y trabajada con eficiencia. También contaban con arcilla de excelente calidad para la alfarería. Las exportaciones de herramientas de obsidiana y en menor media de objetos de cerámica, eran pilares de la economía. Sus productos llegaban a las tierras bajas mayas, al altiplano guatemalteco, el norte de México y la costa del Golfo de México.
En la ciudad había un Gran Mercado -frente a La Ciudadela, al otro lado de la Calzada de los Muertos- adonde llegaban para comercializar individuos de distintos puntos mesoamericanos.
Religión
Eran politeístas, no se conocen los nombres de los dioses venerados, pero su iconografía es definida. Entre los aztecas pueden reconocerse las mismas deidades, es por ello que se utilizan los mismos nombres:
Tlaloc, Dios de la lluvia y la fertilidad y su compañera Chalchihuitlicue, diosa de las aguas horizontales.
Quetzalcóatl, la serpiente con plumas de quetzal, responsable de la fertilidad en la tierra y la vida misma.
Huehueteotl, el dios viejo, era el encargado del fuego y protector de la casa y del fogón.
Mictlantecuhtli, Dios de la Muerte. Señor del infierno.
Xipe Totec, Dios de la primavera (el comienzo de la época de lluvias) y de la nueva vegetación. Era también el patrono de los orfebres.
Los grandes monumentos en donde se les rendían honores, sitúan a Teotihuacan como la capital religiosa de su tiempo. Las Pirámides del Sol y la Lunarepresentaban montes sagrados consagrados a los dioses de la Lluvia, el Agua y la Fertilidad; el Templo de Quetzalcóatl, al mito de creación del tiempo y el calendario y a la Serpiente Emplumada como patrona de los gobernantes y tal vez -por los entierros de sacrificios humanos y de animales dispuestos simétricamente-podría simbolizar a Tonacatépetl, la mitológica montaña sagrada que constituía el centro del universo.
La existencia de sacrificios humanos se detectó a finales del siglo XX, en palabras de los arqueólogos: "Antes de esa investigación se tenía idealizado a Teotihuacan, pero ahora se puede reinterpretar la historia; se ha comprobado que practicaban sacrificios humanos".
Teotihuacan fue la ciudad de los dioses y también la ciudad de los muertos, aquellos que pasan a ser teutl, es decir héroes divinizados. Al enterrar aquí gente notable, se les supone con categoría suficiente para convertirse en teutl; como a los dioses, a los que nadie podía ver su rostro porque llevaban máscaras, los grandes señores teotihuacanos o toltecas sepultados en Teotihuacan, también la llevaban para presentarse en el inframundo. Las máscaras eran el nexo entre el difunto y la divinidad, el medio por donde se comunicaban.
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